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UN PERSOANJE DE MI PAÍS

El ejercicio del derecho a la información, en el contexto de la Libertad de Expresión y cuyos estamentos jurídicos históricos supera incluso la emancipación política de Honduras, nos demuestra que este es un asunto un tanto postergado en la lista de prioridades para las y los hondureños.
Encontrar “un personaje de mi país” y vincular sus aportes a la libertad de expresión, de opinión y de pensamiento no es un asunto complejo, no se trata de la empresa de Diógenes buscando con su lámpara un hombre virtuoso, en esta mismo momento cualquiera de los periodistas participantes en este curso de Medios de Comunicación y Democracia en Centroamérica sería un buen modelo para elaborar una pieza referencial de aporte sustantivo a la Libertad de Expresión o como un referente al derecho humano a la información, o se podría tomar alguno de los periodistas asesinados en el ejercicio de su profesión y buscar la frase en sus epitafios que sea un aldabonazo a la conciencia colectiva para recordarnos que el precio pagado es caro por el reducido espacio para expresaros y que debe ser mejor aprovechado, y que sus muertes no deben amainar la conciencia del comunicador sino estimularla como muestra de valía del sacrificio que permanece en la impunidad.
Pero en esta ocasión me disculpo por no rendir un tributo de honor a alguien del presente o del pasado cercano, prefiero desempolvar un poco la historia y encontrar un referente para la prensa nacional en un personaje que suele ser recordado nada más en el mes de mayo cuando hay tantas y variadas ceremonias de reconocimiento para los periodistas, pero que el resto del año su recuerdo vuelve a acumular telarañas, por lo que considero justo invitarle para compartir con este fabuloso equipo de comunicadores algunos de sus aportes más significativos para el quehacer periodístico que hoy como ayer siguen teniendo vigencia e incidencia.
Me refiero a Paulino Valladares, a quién el historiador Ramón Oquelí calificó como una de los pioneros del periodismo en Honduras y lo calificó como uno de los mejores polemistas y analistas de la realidad nacional durante las décadas de 1910 y 1920.
“No hemos ido para atrás ni para adelante. Nos hemos extraviado. Hemos alcanzado ciertos progresos parciales, gracias a la presión exterior; pero en lo fundamental estamos tan vacilantes como el primer día de la independencia…”, escribió Valladares en uno de sus sesudos editoriales en el Diario El Cronista, medio que fundó el 1913 junto a Manuel M. Calderón y Adán Canales.
A Paulino Valladares se le conoce como “El Príncipe del Periodismo”. Para el educador Santabarbarense y autor del libro de Poseía Introspecciones Extintas , Alex Darío Rivera, las opiniones de Paulino Valladares a inicios del siglo XX evidencian la “actitud desafiante, sostenida sobre esa sensación de impotencia interior que provoca el estar inserto entre el adormecimiento de una sociedad que avanzaba a ciegas –aún lo hace-, campante, con rumbo al desfiladero –del hoy y del mañana- y sin ningún asomo de reaccionar…”
Esto mismo académico pondera de los escritos de Paulino valladares como éste “arremete con agudeza, claridad y franqueza hacia la incapaz calaña política que “gobernó” y –lamentablemente- sigue “gobernando” en este “tuco” de tierra que algunos amamos y nombramos Honduras.”
Los cuestionamientos a una clase política que parece no mejorar con el paso de los años fue algo que sustento Valladares en su trato cercano pero no cortesano con miembros de esta espécimen en el país, cabe mencionar que el “libre pensador “fue diputado a la Asamblea Nacional Constituyente de 1908.
Ayer como hoy los periodistas podemos sentir el olor perfumado, que muchas veces disfraza lo rancio de las personalidades de algunos politiqueros, y aunque nos traten con familiaridad no significa que seamos de la misma estirpe.
Paulino Valladares nació en Guinope, El Paraiso el 1881, de el compilador histórico Nahúm Valladares y Valladares destaco “Su capacidad para escribir le convirtió en uno de los más sagaces periodistas y en uno de los editorialistas que con profundidad analizaba los temas nacionales. En Tegucigalpa contrajo nupcias con doña Carlota Bernard y de esa unión nació Alejandro Valladares B. quien siguió las huellas de su padre en el diarismo nacional”.
En un escrito titulado “Mi Homenaje a Paulino Valladares” fruto de la pluma del también comunicador Virgilio Rodríguez Beteta, en un frio mes de noviembre de 1927 hay incluso una descripción física del co fundador del primer medio surgió como fuente distinta de las divulgaciones oficiales; “Tenía la Constitución recia y comprimida de aquellas figuras conque el verbo de Eurípides hacía sentir la presencia de los tiranos.”
Por supuesto que también se subrayo algunos de los cuestionamientos de los que fue objeto Valladares, en el mismo artículo de Rodríguez Beteta, divulgado en la publicación Luz en octubre de 1928 , “ No faltaban (sería faltar al patrimonio de los humanos, especialmente cuando se trata de los humanos grandes) quienes se refirieron a él como un monstruo, un hombre de ideas radicales terribles, enemigo de “la soberanía” de nuestros países, furibundo “americanista” y demás calificativos que el criterio experimentado sabe ya encasillar en la terminología de vuestros apasionamientos feroces.”
Estas valoraciones las dejó plasmadas para la posteridad, la publicación Lux que puede ser consultada en la Hemeroteca Nacional en alusión al espíritu de las letras alumbradas por la pluma de Paulino Valladares “Visionario profundo, comprendió que la primera necesidad fundamental para su pueblo, ante todo era la paz. Sin paz, las libertades son imposibles. No hay esclavitud más odiosa que la que imponen la anarquía y el despotismo anónimo de las masas.
Y en sus hondos pesimismos, comprendía que la civilización bajaba rápidamente del Norte y que sin paz aquella civilización nos vendría en forma de “big stick”. Para que las reprimendas no vinieran con ruido de cabalgatas de Atila que no dejaran ni una brizna sobre el manoseado campo de la autonomía, ponía su alma, su empeño y su vida al borde del sacrificio para clamar paz, para señalar, a despecho de los eufemismos patrioteros la verdad en toda su desnudez.”
Amigos y amigas con estos apuntes sobre Paulino Valladares, procuro encontrar en nuestra memoria histórica patrones que evidencian que la aspiración de una nación que no quede inerte y conformada al status quo. Sigue siendo un reto permanente, que es más fácil llevar a un pueblo inerte al abismo que a uno que genera la sinergia para el logro de objetivos comunes y que se resiste a quedar en manos de los acostumbrados a tirar de los hilos y a disfrutar el espectáculo de marionetas

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